domingo, 23 de marzo de 2008

PLANTEAMIENTOS INICIALES

La forma sociológica actual, tan compleja e históricamente determinada, el sistema mundial que constriñe a más de seis mil millones de seres humanos y al entorno natural, presupone que hay un acuerdo tácito sobre lo fundamental que enlaza a los seres socializados, aunque nunca se hayan cuestionado sobre tal "acuerdo fundamental", que o fue un pseudoacuerdo o está obsoleto. Planteo, para comenzar, unas cuestiones muy sencillas:
  • ¿Se desarrolla lo mejor posible esta forma de sociedad?
  • ¿La sociedad se las arregla bien con sus contradicciones, antagonismos y antinomias?
  • ¿Los fundamentos sociales más esenciales apuntan a un fin razonable y deseado por un sujeto social?
  • ¿Es necesario o innecesario cambiar esta forma de sociedad? (Espero que la pregunta puramente filosófica no hiera susceptibilidades) ó ¿Es urgente cambiar esta sociedad?
  • ¿La cualidad del cambio que requiere la sociedad es moderada o radical?
  • ¿Si la inteligencia de los hombres no cambia la sociedad de acuerdo con la razón no colapsará aquélla junto con sus asociados?
  • ¿Cuál es el fin o cuáles son los fines de la sociedad humana? ¿Cuál sería un concepto de libertad sobre el que no fuera posible disentir?
Este blog lo creo como un ejercicio del pensamiento. Espero que este esfuerzo crezca con el tiempo y produzca un sentido valioso. Quien haya experimentado con seriedad la vida que se cultiva y enriquece en el ejercicio del espíritu, comprenderá que escribir y esforzarse en la conceptualización de la sociedad y la propia vida rinde frutos, me refiero a rendimientos espirituales, metafísicos si se quiere, en el buen sentido.
Voy a citar una anotación de diario de Kafka, que me parece pertinente cuando se habla de la sociedad:
«Todos nosotros libramos un combate. (Cuando, atacado por la última pregunta, busco un arma detrás de mí, no puedo elegir entre las armas, e incluso si pudieses elegir, tendría que echar mano de las "ajenas", pues todos tenemos una única reserva de armas.) Yo no puedo librar un combate personal. Si alguna vez creo tener independencia, si no veo a nadie en torno a mí, pronto resulta que tuve que hacerme cargo de ese puesto, a consecuencia de la constelación general, que no me resulta comprensible enseguida o acaso no me lo resulte nunca. Eso no excluye por cierto que haya jinetes de vanguardia, que haya retaguardia, francotiradores y todas las usanzas y singularidades de la guerra, pero no hay nadie que luche por su propia cuenta. ¿[Humildad] de la vanidad? Sí, pero también aliento necesario y verdadero.»
Franz Kafka, «Cuadernos en octavo», Madrid: Alianza Editorial, 1999, p. 37-8. Traducción de Carmen Gauger